¿Hay que obligarse a uno mismo a hacer cosas?
¡Hola de nuevo psikifamily!
Estás apática perdida (o apático, apátique, me da igual) y sientes que nada tiene sentido ni utilidad. Te encuentras en una espiral de saturación, capítulos de Netflix que miras con cierta culpabilidad -porque en el fondo sabes que tienes cosas que hacer-, comida no muy saludable y aburrimiento.
¿Alguna vez te has sentido así? Eres capaz de encontrar una excusa perfecta para cada propuesta:
‘¿Salimos a dar una vuelta?’
-Meh… hace frío.
‘¿Deporte?’
-Meh… mañana empiezo.
‘¿Quieres adelantar trabajo?’
-Meh… debería… pero estoy bajo mucho estrés. No me apetece nada.
Vivimos en un momento en el cuál el cuidado del cuerpo, de la mente e incluso del espíritu impera en numerosas áreas:
El yoga se ha puesto de moda a raíz del confinamiento en 2020: Puedes encontrar hasta esterillas por 20€ en Natura. Lo nunca visto.
Ir al psicólogo se ha normalizado. La nota de corte para acceder en la universidad ha aumentado considerablemente, influencers conocidos y personajes públicos empiezan a hablar de ello con naturalidad…
Surgen, como siempre, más gurús de seducción y salud con sus ‘cursos online que te cambiarán la vida’.
Programas de Mindfulness y compasión tanto para profesionales como empresarios, personal sanitario, teletrabajadores…
Gran etcétera de ejemplos.
Es el momento del slow motion; de vivir con calma y despacio. Es el momento de la aceptación: no pasa nada si hoy no puedes ser productivo. Compasión con uno mismo, calma y sosiego.
Y yo os digo que nos estamos empezando a columpiar bastante. Pero bastante. Vamos a enchufar nuestros sistemas de atención y vamos a activar juntos el lóbulo prefrontal: vamos a reflexionar.
Ni lo que ocurría durante el confinamiento:
Clase online de yoga por la mañana.
Teletrabajar.
Clase de fitness con Patry Jordan.
Teletrabajar más porque no me ha dado tiempo en 8h.
Curso de inglés online.
Yoga online para dormir.
Crear una banda de música.
Escribir tres libros.
Cantar ‘Resistiré’ en el balcón a las 20:00 pm.
Ni lo de ahora:
‘Estoy depre’ y estresad@: compasión conmigo misme y no hago nada.
Esto último, psikifamily, es un error monumental. Hay que saber diferenciar entre ‘desconectar’ y ‘ceder ante la bajona de la apatía’.
Desconectar significa cerrar el portátil a tu hora. Ir al baño y proceder a un largo ritual de ducha y cuidados. IR a dar un paseo. Echarte una siesta reparadora. Ver una película después de cenar. Desconectar no es no salir de la cama en todo el día y sentirte mal por ello. Eso no es desconectar: es dejarse aplastar por la hostil maza de la apatía.
Tu DOPAMINA se marcha por el agujero del WC y tienes el deber de recuperarla. Te recuerdo que la dopamina es lo que hace que tengas ganas de hacer cosas: es la fuente de tu motivación. (Esto te lo explico en otro artículo, pincha en ‘dopamina’ si quieres saber más).
Los pacientes de Parkinson y otros sectores de la población (como la gente mayor) tienden a sufrir pérdidas sustanciales en sus niveles dopaminérgicos. Esto no les impide disfrutar, (ya que hay otros neurotransmisores asociados al placer): pero sí les impide tener ganas de hacer esas actividades que tanto placer les aportan. También ocurre con las personas diagnosticadas de depresión y otros trastornos.
Cualquier ser humano es sensible, sufra o no un trastorno mental, a sufrir un bajón en sus niveles de dopamina. Así que sí: tienes que obligarte a hacer actividades aunque no te apetezcan. Hazlo con sentido común:
Vida social tranquila (con personas que te sumen).
Deporte suave.
Exposición solar.
Cuidados personales.
Yoga.
Muévete; es muy importante para que puedas sentirte mejor.
Como siempre te animo a dejar un comentario, a contactarme si tienes alguna duda o quieres empezar un proceso terapéutico conmigo. Te animo también a que te unas, si no lo has hecho ya, a nuestra maravillosa psikifamily en instagram.
Descarga tu dossier motivacional aquí para cumplir tus objetivos.